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No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy…


Sí, sé que es una frase muy manida pero no por ello menos cierta. Recurro a ella porque la última vez que pensé en escribir una bitácora sobre la maternidad habían transcurrido… ¡dos años! 

Como habréis podido imaginar, soy mamá, para más inri primeriza, y por si fuera poco, periodista. Mi profesión debería facilitarme las cosas, pensaréis, a la hora de escribir mis vivencias, pero lo cierto es que cuando llego a casa, generalmente derrotada, sólo tengo ojos, brazos y pies (todos ellos muy útiles) para mi pequeña.

Recuperada del susto de la maternidad (describiré en otro post el terror que supone abandonar el Hospital con un bebé en tus brazos) y con un poquito más de confianza para afrontar los constantes retos de esta apasionante aventura, me dispongo a narrar ‘aventuras y desventuras de una mamá primeriza’. Todo ello en clave de humor y, por supuesto, con la sinceridad por bandera. Amor, ternura, felicidad, pero también miedos, cansancio e histeria se van alternando tan deprisa que apenas hay tiempo para digerirlo. Si crees que eso de "no me reconoce ni la madre que me parió" va contigo, entonces te invito a quedarte. Porque compartir siempre enriquece, bienvenid@s y bien hallad@s.




(Unos amigos nos regalaron este body con la siguiente leyenda: Mommy drinks because I cry. Si exite merchandising con semejante mensaje, por algo será, pensé... No tardé en descubrirlo)