Libros, el regalo perfecto para nuestros hijos

La idea de este post no es mía. Bueno, no al ciento por ciento. Aunque llevaba tiempo queriendo hablar de literatura infantil, sobre todo después de asistir un año más al Maratón de cuentos de Guadalajara, por fin he sacado tiempo para contaros algunas cosas que he aprendido y otras (la mayoría) me han enseñado acerca de por qué son tan importantes los cuentos en  el desarrollo de un niño. 



Momento mágico. En primer lugar, los cuentos son el colofón perfecto para pasar el último ratito a solas y de manera más sosegada con nuestros pequeños. Todos sabemos el estresante ritmo de vida que nos hemos impuesto. Por eso la llegada de la noche es uno de los momentos más esperados por la familia. Es justo entonces cuando podemos levantar el pedal del acelerador sin remordimiento, fingir mil y una voces diferentes, enfundarnos el papel de payaso o de tortuga (vete tú a saber) y emocionarnos con nuestros pequeños de la mano de un libro.

Escucha que te hablo. Un día conocí a un periodista de El País que me dio una de las mejores lecciones para el ejercicio de mi oficio. Y eso que la idea no era suya, sino de Gabriel García Márquez. Me dijo: “Escribe todos los días, sin parar, aunque sean recetas de cocina. Sólo así lograrás dominar el lenguaje”. Aunque trataré por todos los medios de que mi hija no siga los pasos de su madre (ejem, me refiero en lo profesional...), siempre he tenido claro lo importante que es la comunicación y el lenguaje para el desarrollo y la madurez personal. Por eso, cada vez que contamos un cuento a nuestro pequeño, le estamos ofreciendo una herramienta más para poder comunicarse con nosotros. Los libros enseñan mucho más de lo que pensamos, y ayudan a nuestros hijos a crecer y enriquecer su vocabulario de una manera divertida.

Ahora te toca hablar a ti. Pero los cuentos no sólo enseñan palabras a nuestros hijos, también les provocan unas ganas increíbles de hablar. ¿Te has fijado cómo te imita cuando gesticulas y narras la historia? ¿Has visto cómo trata de contar lo que va a suceder a continuación, mucho antes de llegar a su página favorita del libro? Increíble, pero así es. Los libros cuentan historias con la finalidad de ser contados.

Leo y aprendo. Los libros son una puerta mágica que conduce a nuestros pequeños hacia el mundo exterior. Así es como van aprendiendo un sinfín de objetos, colores, texturas, formas, emociones… todo un universo al alcance de su mano y contado por las personas más importantes de su vida: mamá y papá (bueno, aquí también me gustaría incluir a tíos, abuelos…)

Seguridad. Con cada cuento leído el niño aprende y se siente mucho más seguro. Tú aplaudes cada avance en su desarrollo, sorprendido con cada balbuceo, cada imitación… y tu pequeño es la personita más feliz del mundo mundial al verte sonreír por su nueva hazaña.

Y colorín colorado... Por último, y como por arte de magia, llega un momento en la historia en que se produce un intercambio de papeles, y el narrador (mamá o papá) se convierte en escuchante, y el hasta ahora escuchante (nuestro hijo) trata de contarnos la historia a su manera. Llegados a este punto, dime la verdad. ¿A quién no le gusta que le cuenten un cuento?

* PD: Post inspirado en material facilitado por una de las mejores educadoras infantiles que conozco... ¡Mi hermana!

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