Malditos terrores nocturnos

Nunca creí que fuera capaz de levantarme de la cama con los ojos cerrados, correr escaleras abajo, tropezar con algún juguete puntiagudo, no romperme la crisma y llegar finalmente a la habitación de mi pequeña antes de escuchar su segundo alarido. Pero así es. Los terrores nocturnos se han instalado sin previo aviso. ¿Qué hacer? ¿Cómo afrontarlos?



Si esperabas una solución ‘mágica’ a esta situación, bienvenid@ a mi blog. Para que quede claro, no tengo ninguna varita mágica capaz de poner fin a todos los problemas que surgen a raíz de la maternidad/ paternidad. ¡Ni mucho menos! Es más, creo que el único aprendizaje válido en esta encomiable aventura es la del ensayo-error. Y lo que es peor, no hay ninguna fórmula universal y efectiva al cien por cien. Pero he de reconocer que comienzo a adquirir una experiencia que confío sirva para templar los nervios de algún progenitor agobiado por esta circunstancia.

Empecemos por el principio. Qué son los terrores nocturnos y cómo identificarlos. He leído algo de literatura al respecto, y la que más me convence es la que ofrece la Asociación española de Pediatría en su web (www.aeped.es): “Los terrores del sueño (o nocturnos) se dan en niños de 4-12 años, se caracterizan por un despertar brusco mientras están dormidos profundamente, y también aparecen durante el primer tercio de la noche, acompañados de miedo intenso, gritos y palpitaciones. Como en el sonambulismo, el niño no responde a estímulos y habitualmente no recuerda el episodio”.

¡Bingo! Salvo por la edad fijada, estoy totalmente de acuerdo con los ‘síntomas’ (Nora tiene más de dos añitos). Afortunadamente, al menos en mi caso, no ocurre todas las noches, pero cuando sucede, o mejor dicho, cuando termina, una servidora se plantea muy seriamente probar los beneficios de una valeriana para reconciliarse con la almohada.

Calmar a una criatura en tal estado es una batalla perdida de antemano, según me comentó un especialista a través del Facebook (existe una aplicación ‘El pediatra de mi hijo’ en la red social que recomiendo) porque los niños no son conscientes, así que poco se puede hacer al respecto. Además, su cuerpo se queda totalmente rígido, y no hay nada (repito, nada) que podamos hacer para poner fin a los malditos terrores nocturnos. Tal y como surgen, se van. Aquí paz y después gloria para el pequeño, aunque la madre (o el padre) quede en un estado de shock difícilmente reconciliable con el sueño.

Entonces, ¿qué hacer? ¿Permanecer en la cama mientras nuestr@ hij@ se desgañita sin descanso en su habitación? Bueno, yo creo que el amor nunca está de más (aquí entramos en el terreno de lo subjetivo). Y supongo que en estas circunstancias, la terapia a aplicar se debe infligir sobre la madre o el padre más que sobre el niño, ajeno, según  los expertos, a esa experiencia. Existen algunas recomendaciones que quizá influyan positivamente sobre la calidad del sueño de nuestros pequeños, como evitar que vean la televisión, que estén sometidos a sobre estímulos a última hora de la noche… Pero una vez suceden, nunca está de más vigilar a nuestro pequeñ@ y cómo no, aplicarle una dosis de amor. Puede que él/ella no se entere, pero nosotr@s somos plenamente conscientes. Buenas noches.


6 comentarios:

  1. A Guzmán todavía no le ha pasado, pero con tu post, ya me voy preparando psicológicamente.¡ Nos tendrían que dar un manual cuando nacen!

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  2. Totalmente de acuerdo Lucía! El manual lo vamos escribiendo a base de acierto-error, y lo que es peor, cada niño tiene el suyo propio!!! Gracias por comentar!

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  3. Enhorabuena por el blog. ME ENCANTA. Yo sé de una mamma que creía tener muy claros algunos principios... y que se ha revelado una BLAAAANDAAA... Con que me diga dos veces "mami guapa cama grande" al traste con las teorías... Pufff... Sé que tengo que plantarme antes o después (pero de momento me pueden las ganas de dormir).
    Elena

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  4. Gracias anónimo!! Yo también creía ser una autoridad... Pero la noche, el sueño y mi bebe me confunden, jeje.

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  5. Hola! Pues como bien dices, salvo por el rango de edad (Nura sólo tiene 6 meses y medio) le sucede algo parecido. Y te aseguro que si la dejo llorar, no se llega a parar ella sola, jamás. Antes despertaría al vecindario. Una vez su padre quiso probar a ver si se le pasaba sola, y me harté de esperar sin obtener resultados y ver como la pobre sufría en sueños. Con lo dormilona que soy yo... tenía que haber salido a su padre!

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    1. Jeje. Mucha paciencia Mar. Las noches volverán a ser lo que eran. Y si se despierta el vecindario... ¡Qué se le va a hacer! Mucho ánimo y un abrazo

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